jueves, 27 de mayo de 2010

Inesperado... Anhelado


Miles de detalles se agolpaban en mi mente, “esta noche serás nuestra esclava...” no dejaba de repetirme esa frase mientras deslizaba la crema por mi piel, acentuando la presión en las zonas más sensibles... De nuevo escuche mi teléfono y de nuevo eras tu, esta vez la instrucción era: “No hagas planes para el resto del fin de semana” un escalofrío recorrió mi piel, apenas era viernes, pero sin siquiera pensarlo respondí: “Todo mi fin de semana es para ti” fui al closet, examine toda mi ropa, quería algo provocativo, sensual... Era tanto lo que podíamos hacer en dos días!!! Con quien vendrías? aun estaba a tiempo de negarme... Sonreí... sabia que no iba a hacerlo... estaba tan ansiosa como asustada y eso solo le daba valor agregado al encuentro.

Al fin elegí... una blusa rosada, semitransparente que te invitaba al disfrute y una falda amplia blanca con detalles en rosa... la ligereza de la tela la hacia ideal para el disfrute en cualquier lado y sonreí al recordar que por eso la había comprado... Mientras abrochaba mi blusa mis pezones se insinuaban descarados a través de la tela, estaba empapada, podía sentir el calor entre mis muslos, la humedad que amenazaba con deslizarse hasta mis rodillas, tenias que llegar pronto, tenias que encargarte de todas estas ganas... bueno, tu y quienquiera que viniese contigo..

Completé mi atuendo con unas sandalias negras de tacón alto, cepille mi cabello y me maquille suavemente, por si acaso guardé un vestido corto, de esos de verano y estaba lista... solo esperaba... Pero esperaba en mi cuarto recordando a la hermosa morena con la que habíamos disfrutado tanto, seria delicioso convertirme en su esclava y mi imaginación comenzó a volar... casi sin darme cuenta comencé a tocarme, la imaginaba dándome nalgadas, mientras yo te mamaba el guevo, la imaginaba mordiendo mis pezones, halando mi cabello, ya casi... te imaginaba cogiéndola con fuerza mientras yo los miraba pero sin poder tocarme... viene ya el orgasmo... imaginaba tu orina y la de ella deslizándose por mi piel... y justo antes del que prometía ser un orgasmo inmenso.. Sonó el celular... eras tu...

Había llegado la hora...

Salí sin demora y mientras caminaba hasta tu camioneta, sentía mis labios vaginales rozarse uno con el otro, la humedad, el deseo, las ganas se estaban haciendo insoportables. Abriste la puerta del acompañante y subí, mire atrás y justo cuando esperaba ver a la chica sonreírme, vi al hombre que te acompañaba... UN HOMBRE!! Quede paralizada de la sorpresa pero tú acercaste mi cara a tus labios mientras me dabas un beso, rozaste mi rostro con tu lengua hasta llegar a mi oreja y me susurraste: “No te asustes, te trataremos muy bien” te miré interrogante y sonreíste, me presentaste a tu amigo, quien me pidió que lo llamara Paúl y arrancaste... “A partir de este momento serás nuestra esclava, te queda prohibido hablar sin autorización y la desobediencia será duramente castigada... ¿Has entendido?...” tus ojos tenían un matiz oscuro mientras me hablabas y nuevamente una mezcla de deseo y temor me invadió... cuando estaba pensando decirte que pararas, y volviéramos a casa me escuché decir sin rodeos: “lo entiendo y acepto”... Ya no había vuelta atrás.

Deslizaste tu mano entre mis muslos y mi humedad te recibió agradecida... En seguida sonreíste, le dijiste a Paúl que se acercara, abrí un poco mas mis piernas y sentí como el también dejaba entrar sus dedos en el calor de mi sexo. “Es toda una zorra” le escuche decir, tu le dijiste: “deja que la pruebes...”

Me pediste levantar mi falda a la cintura y abrir aun mas mi blusa... sacaste mis senos y me dejaste así: “Se una niña buena, tienes que permanecer así mientras conduzco, no importa si me detengo o si ves a alguien conocido... hoy solo eres una puta y estas a nuestro servicio” Y yo respondí: “si señor”

Durante media hora anduvimos en silencio, ibas por debajo de la velocidad y te detenías en las esquinas donde veías uno o más hombres en grupo... El Aire acondicionado hacia que mis pezones se endurecieran al máximo y mis piernas abiertas dejaban ver mi clítoris enrojecido, hinchado y brillante de la humedad. En par de ocasiones vi a unos jóvenes señalarnos y reírse, creo que eso te excitaba aun más... Paúl ya había sacado su huevo y lo acariciaba suavemente mientras me veía... De pronto, me pediste que bajara el asiento al máximo y me colocara en cuatro con el culo hacia delante... Me sorprendió la orden pero ¿Quién era yo para negarme? Sabia que ahora cualquiera podía ver mi culo, mis nalgas, tú las acariciabas y te diste cuenta que mi humedad había alcanzado mi agujero... Creo que eso te hizo volar la imaginación. Paúl tomo mi cabeza entre sus manos y me pidió que comenzara una mamada muy suave... solo quería sentir mi lengua, mi saliva y mi humillación. El hablaba contigo como si yo no estuviera, y escuchaba cuando te decía “mama muy bien, debe tener mucha practica” y tu reías y le respondías: “claro, es toda una puta, una mamadora de guevo”.

De pronto sentí que te detenías, ¿Habríamos llegado ya? O solo seria una parada más para que me observaran el culo? Cuando me pediste sentarme de nuevo supe que habíamos llegado, lo que no supe fue ¿a donde? No tenia ni idea de donde estaba, podía presumir que estábamos en algún lugar cercano a una playa, por el viento y la oscuridad. Frente a nosotros estaba una casa, amplia, aunque algo descuidada, parecía que hubiese estado abandonada... bajamos y entramos...

Aun no se quien me tomo por el cuello y me colocó de frente a un pared, “que esta pasan...” solo eso pude decir, una mano cruzo mi rostro, la fuerza del golpe me hizo caer de rodillas y te colocaste frente a mi y dijiste: “Nadie te ha ordenado que hablaras” Con un leve gemido respondí: “Si, señor” Me levantaste por el cabello y me colocaste en cuatro sobre el sofá, en ese momento comenzaste a meter tus manos entre mis piernas, mientras paúl me daba nalgadas hasta dejar sus manos marcadas en mi piel, al principio el dolor fue insoportable, pero luego, el calor de la sangre, tus manos jugando con mi clítoris y los insultos que me proferían comenzaron a hacer efecto y como el mejor de los vinos... a embriagarme.. Tan embriagada de placer estaba que no me di cuenta cuando dejaste de jugar con mi clítoris y te colocaste frente a mí, sacaste tu guevo, y lo metiste en mi boca, tan profundamente que sentí como me arqueaba y como aprovechabas para meterlo aun más adentro... Comencé a chupar con avidez, sentía mi lengua rozar con tus venas, con mis manos apretaba tus testículos, la saliva se desbordaba de mi boca y corría por mi cuello, con cada nalgada de paúl yo metía tu guevo mas adentro en mi garganta, quería sentir tu leche en mi cara, quería que llenaran todo mi cuerpo de sus jugos, de su saliva, de su semen, de su orina... pero aun no era el momento...

Sin previo aviso paúl me coloco boca arriba lo cual aprovechaste para empezar a jugar con mis pezones, mientras paúl se dedicaba a colocar varias pinzas de ropa en mis labios vaginales, tú mordías mis pezones, los pellizcabas, los halabas sin compasión y mis gritos se escuchaban en toda la casa... que exquisito placer..

Tal como había comenzado, terminó.. Ambos se detuvieron sin decir ni una palabra y yo quede en el sofá, con todo mi cuerpo adolorido, pero sin el anhelado orgasmo... tú me conoces bien, sabes que cuanto mas me niegues el orgasmo mas me excito, más puta me pongo, soy capaz de hacer cualquier cosa...

Aun estaba vestida, pero con la ropa fuera de lugar... Estuve a punto de preguntar porque se habían detenido, pero aun ardía tu mano en mi mejilla, así que me lo pensé mejor… me levante y trate de arreglarme un poco la ropa, tu reíste y me dijiste “no te preocupes por eso, no te durara mucho”, asentí y sonreí.. Estaba ansiosa porque me tocaras... Te acercaste a mi y tomaste mi cara entre tus manos, veía tus ojos, oscuros, profundos, podía ver tu deseo, casi podía tocarlo... Me besaste apasionadamente, sentía tu saliva en mi boca, tu lengua ahogándome y mi desespero por recibirla toda. No me di cuenta que Paúl había regresado hasta que sentí sus manos en mis nalgas, estaba detrás de mi, lamiendo mi cuello, y mi espalda, tu estabas al frente, rozando mis pezones, pellizcándolos, y deslizando tu mano hasta mis muslos. Paúl tomo mi cabello entre sus manos y lo halo fuertemente me hizo girar la cara y comenzó a besarme y a chuparme sin control, me mordía, sentía sus dientes en mis labios y a momentos quería apartarme, tu estabas arrodillado con tu cara entre mis muslos dejando que tu lengua compartiera mi humedad…

En ese momento alguien toco la puerta… Todo se detuvo, yo me asuste y te mire interrogante “abre la puerta, que esperas? Me dijiste.. Camine casi desnuda y al abrir la puerta fue una delicia sentir el aire frío en mis pezones, en mis muslos, cual no sería mi sorpresa al ver a nuestra hermosa morena que sonreía al verme ir a su encuentro…

“Bienvenida” le dije con la mejor de mis sonrisas… Se acerco a mi y me beso en los labios suavemente, “aun no había podido agradecerte por la otra noche” me dijo “Fue un gran placer” le respondí casi sin aliento.. Comenzó a caminar hacia la casa y mientras veía su cuerpo, sus curvas, me imaginaba saboreándola y sometiéndome a sus placeres… Aun soñaba despierta cuando sentí que me tomabas fuertemente entre tus brazos y me decías “Ahora vamos a comenzar putica, prepárate” Gemí de ansiedad mientras te sentía rasgar mi blusa, mis pechos quedaron al aire y mis pezones se irguieron con tanta fuerza que sentí dolor.. Desabroche mi falda y la deje caer y así quede desnuda frente a ustedes.. Solo con mis tacones…

“Ponte en cuatro zorra” dijo Paúl, lo hice y pude sentir las miradas de todos en mis nalgas.. “porque no caminas así como una rica perrita?” comencé a caminar y les escuché reírse, “Debes ladrar” me gritaban.. Yo temerosa de un castigo ladraba y caminaba en cuatro y les escuchaba disfrutar… “falta algo” dijo nuestra morena deliciosa, “creo que puedo solucionarlo” donde estaba no podía verla así que me limite a escucharla revolver en su bolso, cuando se detuvo les escuche reírse a carcajadas y ella anuncio “Faltaba tu cola perrita” dicho esto sentí algo entrar sin piedad en mi culo… Grite de dolor y todos rieron, “sigue caminando” cada paso era una tortura, sentía como se abría mi culo, pero poco a poco fue pasando el dolor y cada paso se convirtió en una delicia, me dolían las rodillas pero cada vez que me acercaba a ustedes, me nalgueaban, o introducían un poco mas mi “cola”

Cuando pude ver, Paúl estaba cojiendose a la morena, la tenia en cuatro, en su cara se veía reflejado el placer… Me sacaste la “cola” y sin esperar una orden tuya me coloque debajo de la chica, en un delicioso 69, mientras ella chupaba mi clítoris con un hambre increíble, yo saboreaba su culo y veía como Paúl entraba y salía, recibiendo mi lengua en cada movimiento, creo que fue suficiente para Paúl porque momentos después le sentía tensarse en una orgasmo y tuve que esforzarme por recoger todo el semen que se desbordabas del culo de esa morena impresionante… Paúl se retiro y yo luego de limpiarle su guevo muy bien me dedique al culo de nuestra amiga, ella había dejado de mamarme para recibirte en su boca, sabia que aun no querías cojerme pero mi deseo crecía y cuanto más crecía mas hondo introducía mi lengua en el culo, mordía sus nalgas, introduje dos dedos en su cuca mojadísima, y a momentos restregaba mi cara contra su cuca y su culo…

Antes de sentirla acabar en mi boca te escuche “porque no vienes a mamarme el guevo puta” me acerque a ti y junto a ella continué chupándote, estaba visto que nosotras nos llevábamos muy bien y no perdíamos oportunidad de besarnos, y dejar que nuestras lenguas se enredaran con tu guevo y saborearnos, nos acariciábamos sin pudor, con un deseo increíble, nos estábamos cogiendo con los dedos cuando sentí un ardor increíble en mi espalda, cuando levante la mirada te vi con el látigo en la mano, un nuevo latigazo cayo en mi piel y gemí de dolor, me tomaste por el cabello y me dijiste “voy a darte por el culo”

Inmediatamente te coloque mi culo en frente y te dije “reviéntalo” abría mis nalgas con mis manos y separaba mis piernas, sin previo aviso entraste en mi culo, pero no sentí dolor.. Estaba dilatado, casi esperándote, pude sentirte entrar y salir y mis gemidos llenaban la casa.. Me estabas reventando el culo tal como te lo había pedido. Tu tomabas mi cabello y lo halabas, así me obligaste a levantar la cara cuando Paúl y nuestra amiga se acercaban, pensé en mamarle el guevo a paúl pero lo rozo por mi cara y luego sentí su orina deslizarse caliente, solo un instante después ella también lo hacia, y la fuerza de tus manos halando mi cabello me controlaban de tal forma que no podía evitarlo… Te sentí moverte mas rápido, sin piedad, no te importaba mi dolor, solo tu placer y eso me hizo sentirme mas humillada, mas puta, mas perra, la orina caía y mojaba mi cabello, mi rostro, mi cuello, tu estabas en mi culo y mi propia humedad corría por mis muslos que temblaban, sentí el orgasmo envolverme, gemía sin poder controlarlo y la orina entraba en mi boca, movía mi culo, sentía como halabas mi cabello y el dolor solo intensificaba mi orgasmo y de pronto te sentí acabar dentro de mi, tu semen inundándome toda, y tu respiración agitada..

Cuando saliste de mi culo, fuiste a sentarte con nuestra amiga y Paúl que te esperaban… Yo no tenia fuerzas para levantarme.. El orgasmo había sido mi premio luego de todo un día de espera, un premio acompañado de humillaciones y placer.. Allí estaba yo, tumbada en el suelo, desnuda, llena de orine, semen, y mi propia humedad.. Con mis muslos temblando aun y la respiración entrecortada.. Sintiendo dolor en mi cuero cabelludo y un exquisito placer en cada palpitar de mi clítoris que aun se estremecía...

Te acercaste a mi y me acompañaste a la habitación, la nuestra.. Entraste a la ducha conmigo y mientras me besabas suavemente me dijiste: “estuviste muy bien mami.. Pero quiero mas… aun nos quedan dos días…”

Y eso me quede pensando… dos días.. Cuatro personas, una casa y una gran imaginación…

Ese fin de semana iba a ser el cielo… o el infierno?

Amigos

Creo que cada vez que tengo un orgasmo de esos inolvidables, me vuelvo viciosa... por eso es que busco repetirlos en cualquier lugar y momento

Hace unos días con las pinzas en mis labios vaginales, con los lápices en mi culito, viví uno de esos orgasmos y creo que ha partir de ese momento respiro sexo, me masturbo cada día, a momento con las pinzas, en otros con mis dedos y en caso de urgencias el cepillo para el cabello y las zanahorias que se guardan para la ensalada también son solución

Cada vez que me masturbo pienso en ti, porque me brindas la libertad pena para mis deseos, porque en esas escenas prohibidas que imagino el hombre que me acompaña tiene tu cara, y porque se que lo disfrutarías tanto como yo hace dos días al despertar estaba sola en casa, mis hermanos estaban en clases y mis padres habían salido a no se que cosa, vale decir en ese momento que sufro una deliciosa inclinación a tocarme y sobre todo se me hace imposible dejar de hacerlo en un lugar solitario. Es como si mi cuerpo reaccionara por instinto, comienzo a humedecerme y debo tocarme, debo hacerlo porque mi cuerpo me lo exige y porque yo no quiero dejar de complacerlo

Me levanté de la cama y deje que mi cuerpo desnudo vagara por la casa, al percatarme de que las ventanas de la sala estaban abiertas disfrute imaginando que podrían verme, que cualquier persona que pasara podría ver mi cuerpo desnudo, y si “casualmente” junto a la ventana caía algo el transeúnte vería muucho mas…

Luego de unos minutos, ya bastante húmeda, tuve que buscar algo para jugar y entonces fue entonces cuando vino a mi mente la primera de las escenas que esa mañana se apoderaron de mi…

Te imaginé dominando mi cuerpo, convirtiéndome en tu mascota, me veía a mi misma en cuatro, en el piso, con una correa en mi cuello, desuda y lo mas delicioso... Un consolador en mi culo, que según decías era mi cola, caminaba e cuatro para ti y cada vez que lo hacia sentía moverse el consolador dentro de mi y te veía disfrutarlo, me pedías que moviera la colita para ti y me premiaste con un par de deliciosas nalgadas y la oportunidad de saborearte. Así que, acerque mi boca a tu pene que estaba duro y brillante de la humedad y comencé a alimentarme mientras sentía tus manos en mi espalda o hundiendo mi cola aun mas y en par de ocasiones tomando mi cabello entre tus manos para obligarme a meter todo tu pene en mi boca… así, acabaste en mi boca pero quisiste seguir jugando con tu perrita, por lo que me acosté “patitas arriba” mientras tus dedos se dedicaban a esparcir mis jugos por todo mi cuerpo, en mis pezones endurecidos y en mi rostro, me saboreaba de tus manos y suplicaba que me penetraras aun con mi colita allí..

Luego, de un momento a otro la escena cambió. Yo estaba vestida con una diminuta falda y un TOP transparente que dejaba ver mis pezones erguidos y enrojecidos de deseo, aun con la cola dentro de mí, pero esta vez también un delicioso bikini que se enterraba en mi clítoris empapado.
Vestida, o mejor, desvestida así abría la puerta para dejar entrar la visita que tu esperabas y ante la cual me exhibías para envidia de quien entraba y contemplaba la sumisión que desbordaba de mi cuerpo.
Luego de servirles algunos tragos, cuando estaba de pie a tu lado ataste mi manos a la espalda y momentos después sentí que tus dedos penetraban mi cuca, se empapaban de mi y luego se los entregabas a mi boca, mientras mi lengua saboreaba tus dedos invitaste a tu amigo a probarme de la misma forma y segundos después me sentía invadida por tus manos y las de él, moviéndose en mi entrepierna, tus dedos jugaba con mi cola y me penetraban y las manos de tu amigo encontraron mi clítoris erecto y esperándolos.. mi placer era intenso, y el orgasmo no tardaba en llegar cuando diste la orden de detenerse y ambos se sentaron a contemplar como los jugos bajaban por mis muslos y como mi cuerpo trataba de darse placer sin poder utilizar las manos.. Era evidente que en algún momento ambos se habían puesto de acuerdo.

Luego de varios minutos tortuosos en los cuales las ganas en lugar de alejarse se hicieron más intensas en todo mi cuerpo, te vi levantarte y acercarte a mí… te colocaste a mi espalda y con un susurro en la base de mi cuello, preguntaste: ¿Estás dispuesta a todo? Te respondí con un si que era un gemido, un grito, una invitación una súplica… Tomaste entonces mi cuerpo y lo llevaste a la habitación, allí dentro habían cuerdas, pinzas, correas, cintas adhesivas y un montón de cosas que servirían para convertirme en un sumisa leal y obediente.
Te colocaste nuevamente detrás de mí y poco a poco me quitaste la poca ropa que cubría mi cuerpo, nuestro amigo estaba sentado observándonos, se había desvestido casi todo, sólo llevaba un bóxer que humedecido, transparentaba su miembro erecto, ansioso… mientras sentía el roce de tu lengua en mi cuello me susurraste que ibas a soltarme las manos, pero que no querías verme mover un solo dedo sin tu permiso, mi cabeza hizo un gesto afirmativo y entonces vi a nuestro amigo acercarse y sin mayores preámbulos hincar sus dientes en mis pezones que se ofrecían gozosos a su boca, sus manos apretaban mis senos y las tuyas halaban mi cabello y me obligaba a mantener mi cabeza hacia atrás, sentía tu lengua en mi cuello, tus dientes en mis orejas, la presión de tu miembro entre mis nalgas restaban mis fuerzas, alimentaban mi deseo; mis gemidos se hacían cada vez mas intensos y 4 manos en mi cuerpo me llevaban mas y mas allá de las fronteras de la cordura.
La presión de tus manos sobre mis hombros me obligó a hincarme y quedar frente a los dos penes, húmedos, totalmente erectos, al punto justo para saborearlos

Allí estaba yo, de rodillas, con el consolador aun en mi culo, con todo mi cuerpo enrojecido de deseo, con mis pezones aun húmedos, marcados, una exquisita morbosidad me invadió y mi boca se abrió ansiosa de tenerlos a ambos, mi lengua saboreaba la humedad que brotaba de sus miembros, mis labios le rozaban la piel, y mis manos peleaban con mi boca el placer…

Demasiado pronto como para agradarme te sentí retirarte de mi boca, nuestro acompañante me tomó de los brazos y me levantó y te escuché pedirme que fuese a la cama y me colocara en cuatro, como una perrita… justo de esa forma me coloque, sentía mi clítoris palpitar de deseo, a cada paso que daba sentía la humedad de mi vagina correr entre mis piernas, yo apretaba mis muslos deseando que el orgasmo que tanto necesitaba se hiciera real sentía la humedad corriendo hasta mi culo, donde el roce del consolador me regalaba la deliciosa sensación de estar invadida…
Te colocaste frente a mi y i boca al instante se abrió para recibirte húmedo y erecto, ya casi buscaba a nuestro visitante cuando sentí mi cuerpo estremecerse, la lengua de nuestro amigo se internaba en mi vagina, sus manos retiraron el consolador de mi culo y le dieron cabida a sus dedos, sus dientes marcaban mis nalgas, sentía sus dedos recorrerme, penetrarme, rozar las paredes de mi vagina mientras mi boca se abría mas y mas para recibirte, todo mi cuerpo estaba siendo estimulado de forma brutal, sentía que la humedad de tu pene y mi propia saliva corría por mis mejillas y mis labios presionaban buscando que explotaras en mi boca y me regalaras tu leche.

Sin previo aviso me dejaron vacía, ya no sentía las manos de tu amigo en mi entrepierna, ni tu miembro llenaba mi boca, de pronto lo único que se escuchaba era una extraña mezcla de sollozos, gemidos, suplicas, que salían de mi boca y que buscaban convencerlos de mi necesidad, de la necesidad de sentirme penetrada, de dejar salir los orgasmos que corrían bajo mi piel y que su distancia alejaba y detenía.

Nuestro delicioso acompañante se sentó en el borde de la cama, su miembro estaba brillante y una gota de semen se asomaba delatando la ansiedad que también le invadía, mi boca justo se acercaba a saborearlo cuando me sorprendió el dolor, tus manos halaban mi cabello y atrayéndome hacia ti me preguntaste: ¿Quieres que te penetre? Un sí hambriento recorrió todo mi cuerpo, pero solo escapó de mis labios como un susurro… ¡Pídemelo! Y mi boca se abrió con rapidez para decirte: ¡Quiero que me cojas, penétrame por favor… no soporto más!! – Me obligaste a mirarte, ¿Y él? ¿Quieres que te penetre también? En ese instante comprendí que el morbo que invade un momento, las sensaciones y la necesidad de un orgasmo son las mejores herramientas para someter a alguien… Un “sí” hecho susurro surgió de mis labios, un “por favor” le acompañó suplicante…

No esperaste más, nuestro cómplice aún en la cama penetró mi vagina y tu no tuviste que luchar mucho para entrar en mi culo que dilatado se ofrecía y te esperaba… el movimiento de sus cuerpos me sacó de este mundo, dos penes invadiéndome sin piedad, sentía el roce en mis paredes vaginales, mi cuerpo exageraba cada sensación de dolor y placer, sentía que me partían por dentro para inmediatamente después sentir un espasmo de placer que confundía mis sentidos, sentía tus manos halar mi cabello y la lengua de nuestro visitante saborear mis pezones… llena de sensaciones que no sabría describir, todo mi cuerpo tembló de deseo, mi vagina se contrajo, mis gemidos invadieron el espacio, mi espalda se arqueó, y entonces se abrieron paso los orgasmos…

No sé cuanto tiempo pasó, me sorprendió escucharles decir algo que no pude entender y momentos después salían de mi, sentí tu respiración en mi nuca e inmediatamente tu voz me estremeció: “Arrodíllate, ahora nos toca a nosotros”
Con las piernas aun temblando logré ponerme de rodillas, contemplé sus miembros húmedos de mis propios jugos y los de ustedes, mi boca se abrió para recibirlos, mis manos les acariciaba, mis labios rozaban sus penes enrojecidos, mi lengua dibujaba su forma, necesitaba llenar mi boca como hasta hace instantes había estado lleno mi cuerpo, en par de minutos sentí que nuestro delicioso acompañante se convulsionaba ante el placer y una cantidad tal de semen broto de su cuerpo que mi boca no logró recibirlo en su totalidad, se desbordaba por la comisura de mis labios y caía en mis senos, hasta que nuestro amigo, sudoroso y muy complacido sonreía de placer y se retiraba de escena… tu habías contemplado la escena pero cuando él se retiró te acercaste, me tomaste del cabello y me obligaste a mirar tus ojos mientras mi boca hambrienta te recibió… vi tus pupilas, te escuche cuando pedías que no me detuviese, sentía tus manos presionar mi cabeza para hundirte en mi boca, y cuando el semen brotó de tu pene a mi boca, y cuando te sentí derramarlo por mi cara pude tocar tu orgasmo, tomé tu pene y mi boca le sirvió de refugio mientras el resto de tu semen la invadía, mi lengua se encargó de saborear hasta la última gota de tu néctar.

Dos segundos después me levanté y nuestras bocas sellaron el momento en un beso cálido, muy húmedo y lleno de la promesa de mas momentos prohibidos, nuestras lenguas se entrelazaron, tus dientes se hundieron en mis labios, sabíamos que límite era una palabra que simplemente no existía hasta ahora entre nosotros.


Cuando abrí mis ojos volví a mi casa, a mi cama, habían pasado dos horas desde que me había levantado, seguía sola, con mi cuerpo húmedo de sudor pegado a las sabanas, mis muslos temblorosos y una deliciosa sonrisa… Llena de una montón de sensaciones fui a baño, a un nuevo encuentro… bajo el agua tibia tuviste mi cuerpo otra vez, pero suavemente, tus manos borraron las huellas de nuestra esplendida visita y dejaron su propia huella, tu lengua escribió en mi piel sus deseos, me penetraste suavemente y en medio del baile silencioso de nuestras caderas me regalaste otro orgasmo, intenso, dulce… lleno de descanso…

Salí del baño como nueva, solo el palpitar de mi clítoris me recordaba los deliciosos momentos, nuevamente en la cama pensaba qué podría regalarte en tu cumpleaños, que fuese un reflejo no sólo de mi, sino de nuestra historia…

Así nació este relato…

Real?


Hace mucho que no llegaba a casa pensando en darme placer, quizás por eso ayer ya era urgente tocarme…

La mañana había pasado sin mucho animo, en medio del agite de un día normal de trabajo me sorprendió la llamada de alguien cuya sola mención me hace pensar en noches sudorosas, en sexo, en momentos prohibidos, en fantasías… mi dulce amo, mi perverso compañero…

Luego de una conversación que si bien tuvo agunos matices de deseo fue netamente social… al colgar el teléfono me dejo esa sensación de deseo que provoca dejarse poseer por los objetos mas diversos que se pueden encontrar en una industria metalmecánica

La tarde ya sin el agite del trabajo estuvo marcada por el agite de mi cuerpo, la necesidad de acariciarme sobre la ropa y permitir que todos pensaran que los pezones que se ofrecían endurecidos debajo de la blusa solo reaccionaban por el frío Aire Acondicionado, cuando era el calor de mi cuerpo el que los acariciaba, como ya casi es costumbre no vestía nada debajo de mi pantalón, era solo el jeans ajustados a mi, deleitándome con cada paso.

Comencé a sentir cómo se endurecía y crecía mi clítoris, como palpitaba exigiéndome, mi ansiedad no tenia limites, sentada en la silla movía mis caderas para darle sosiego a mi entrepierna, pellizcaba mis pezones, colocaba mi mano sobre mi boca y dejaba que mi lengua lamiera mi piel, imaginaba las mas exquisitas escenas…

Cuando al fina volvía a casa, sentía la humedad invadiendo mis muslos, gracias a las coincidencias el color del jean favorecía el disimulo de mi humedad. Espasmos de placer me estremecían y la espera se hizo eterna y tortuosa al subir al autobús, tuve que ubicarme en medio de un grupo de personas que como yo volvía a casa… el deseo que recorría mi cuerpo era como una droga, el vaivén del autobús los acercaba a mi cuerpo tanto que imaginaba que ellos podían respirar mi olor, que podían sentir el calor que brotaba de mi cuerpo, cada roce, cada movimiento me hacían sentir en otro mundo, imaginaba una escena que me persigue desde que te conozco, tu y yo en una orgía donde el morbo y el placer eran lideres y nosotros reyes. Me excitaba aun más el imaginar todos esos cuerpos desnudos, todas esas manos sobre mi piel, sus lenguas en cada uno de mis rincones y yo intentando adivinar cual eras tu… en esas me encontraba cuando un sonido cualquiera me hizo volver a la realidad y descubrir que justo acababa de pasar mi parada, el castigo a mi descuido fue casi tan placentero… tuve que caminar 2 cuadras adicionales, lo que significó llegar a casa al borde del orgasmo, sin embargo (esta es una situación que me encanta) en lugar de darme risa al llegar a casa me detuve a conversar con mi madre sobre el día, darle algunas noticias a mi padre y sentir como la cercanía del orgasmo mantenía mis muslos y mi entrepierna literalmente encharcada.

Luego de poco más de 25 minutos, con la excusa de darme una ducha y cambiarme de ropa, estuve al fin a solas en el cuarto…

Lo primero al cenar la puerta fue desvestirme frente al espejo (¿alguna vez dije que me encanta hacerlo?) iba descubriendo mi cuerpo poco a poco, contemplaba mis senos, mis pezones duros y entonces busqué en la cesta de mi ropa algunas pinzas de madera y probé presionando mis pezones... Al principio el dolor fue muy intenso, pero se reflejó inmediatamente en un espasmo de placer y una oleada de calor que bajó a mi entrepierna humedeciéndome aun mas, termine de desvestirme rápidamente y rozaba mis piernas, apretaba mis muslos, provocándome, dejando que el morbo me invadiera, busque algunas pinzas mas y las coloqué en mis labios vaginales, no era tan fuerte el dolor, mas bien me hacía imaginar tus dientes hincándose en mi piel y decidí no esperar más, con las pinzas en mis pezones y en mis labios vaginales intenté caminar hasta mi cama y deliciosamente descubrí que al caminar las pinzas presionaban mas y daban mas placer, y entonces decidí retardar un poco mas el orgasmo; solté las pinzas de mis pezones y cubriéndome con una toalla salí del cuarto a la cocina a buscar algo para beber y realmente para sentirme morbosamente pervertida al andar así por mi casa… cada paso me hacía cerrar los ojos por la inmensa variedad de sensaciones que me invadían, me demoré unos segundos para recuperar aliento y volví al cuarto..

De nuevo a solas conmigo misma, jugué con mis pezones sin colocarle las pinzas porque estaban algo adoloridos y entonces busque el pene mas cercano a mi (el mango de un cepillo para el cabello) y me penetre aun con las pinzas en mis labios vaginales, me penetraba una y otra vez mientras buscaba algo que pudiese retozar en mi culo, un juego de bolígrafos adecuadamente envueltos por mi en una oportunidad anterior fueron elegidos y entonces me deje llevar por las sensaciones del día, y por la fantasía de estar siendo dominada, de sentir a mi amo sobre mi, o quizás mejor frente a mi, sin tocarme, observando como su sumisa se enloquecía de deseo y buscaba placer en las cosas mas insólitas, imaginaba tu rostro sonreído al verme suplicando que me poseyera, te imaginaba excitado ofreciéndole a mi boca tu pene como único regalo y mi boca hambrienta de ti, se deleitaba siendo tuya, imaginaba tu sabor y sentía que el orgasmo poco a poco me poseía, cuando casi lo sentía llegar deje los bolígrafos dentro de mi culo y mientras seguía penetrándome con el cepillo, con la otra mano fui soltando las pinzas de mis labios, la sangre invadió mi vagina en un espasmo de dolor que alejó por un momento el anhelado orgasmo, pero inmediatamente el calor devolvió a mi cuerpo la sensación de todas las manos que había imaginado acariciando mi piel mientras el único ser que deseaba entraba por fin en mi cuerpo y me regalaba uno de los orgasmos mas intensos de mi historia, con miles de imágenes en mi cabeza, con variedad de manos sobre mi, con mi lengua saboreando a una chica para ti, con la sensación del semen en mi boca, o en mis senos o corriendo por toda mi cara, con el sonido de tus palabras, con los gemidos, con todo lo que sentía que entraba en mi, con mis gritos pidiéndote mas, suplicando que no tuvieses piedad…

Creo que casi desmayé del placer, al volver a la realidad de mi cuarto, sentí mi cuerpo empapado de sudor, mis muslos húmedos de mis fluidos, los bolígrafos aun dentro de mi, mis labios vaginales palpitando aun por las presión a la cual habían sido sometidos hacía solo unos momentos y lo que sin dudar eran pequeñas gotas de orina que escaparan de mi cuerpo en tan delicioso momento.

Lamí mis dedos para saborearme y saborearte en mi mente, poco a poco me levanté y camine desnuda hasta el baño, al mirar mis ojos en el espejo no pude mas que sonreír y pensar... “¿quién se atreve a decir que esto no fue real?”

Lo deseas?

Te gusta ser mi puta?

Me preguntaba mientras yo me tragaba su verga completamente, y le decía “si, me encanta” justo antes que derramara Su semen en mi boca…

Y me desperté... Caliente, mientras rozaba mi cuerpo en las sábanas, sentía mis labios húmedos y casi podía percibir mi olor, estaba en celo. Necesitaba sentir a mi Amo, embriagarme de Su poder, Su fuerza, Su capacidad para convertirme en una putica caliente con solo hablarme o al solo recordarLe.

No podía tocarme, así que disfruté por un segundo el roce de mis muslos antes de comenzar la mañana.

Hacía mucho que las actividades mas cotidianas me recordaban que Le pertenecía, ahora debía orinar de pie, en la ducha y sentía mis piernas mojarse de mis fluidos, se endurecían mis pezones, y comenzaba a palpitar mi clítoris como clara señal de deseo. Pasé la mañana en casa preparándome para verLe, el tiempo a veces rápido, a veces lento, me torturaba en la espera.

Finalmente llegó la hora, entré al baño y dejé que el agua cayera sobre mi piel acariciándome como Sus manos.. Al salir del baño, mientras secaba mi cuerpo, vi mi reflejo en el espejo… Dejé que el collar rodeara mi cuello y me contemplé. Toda una perra preparándose para su Amo.

Me había dejado algunas instrucciones, “Recuerda perra, la minifalda mas corta, los zapatos mas altos, el mejor escote… no durarás mucho con ello” Luego de vestirme me contemplé al espejo… No había duda, lograba sacar la puta que había en mi y yo lo contemplaba sonriendo y mojada…

Llamé un taxi, me esperaba en un hotel a unos 25 minutos de allí, me acomodé en el asiento y mientras terminaba de maquillarme y perfumarme sentía la mirada del taxista en toda mi piel, de seguro pensaba que era una puta y que iba camino a encontrar un cliente, imaginarlo pensando eso me excitaba, con lo que el ambiente en el carro se cargaba de deseo, no podía controlarlo, y a ratos abría un poco mis muslos para que el chofer disfrutara un poco con la vista, me excitaba provocarlo, verlo saborearse imaginando su cara entre mis piernas…. Llegamos, pagué al taxista quien me dio su tarjeta para que lo llamara cuando “lo necesitara” y bajé del taxi.

La recepcionista del hotel me miró con desaprobación mientras subía a la habitación. Toqué la puerta y estaba allí…

Pasa puta – me dijo – gracias Amo – respondí casi con un gemido… Entramos y me quedé allí de pie mientras examinaba mi atuendo… “Muy bien perrita… pero tu maquillaje debía estar mas fuerte… ya lo arreglaremos…”

Sacó mis tetas por encima de la blusa y por un instante pensé que iba a chuparlos, pero sentí su mano caer con firmeza dejando mi piel enrojecida, mientras un gemido de dolor se escapó de mi boca… Tomó con fuerza mi cabello y susurró en mi oído, “hoy quiero usarte puta, al extremo” Una mezcla de miedo y deseo me recorrió entera y cerré mis ojos mientras mi respiración era la prueba de mi excitación.

“Desvístete… solo deja los tacones y el collar…”

Deslicé la ropa y rápidamente quedé desnuda frente a El, se acercó, su mirada era oscura y profunda, me llenaba de miedo, me paralizaba, me doblegaba…

Ató mis manos a la espalda y unió mis brazos de forma que mi pecho sobresalía y quedaba a Su merced, lo azotó varias veces, y yo me estremecía, me excitaba, gemía… Su lengua rozaba mis pezones descontrolándome aun más, mezclándose con el ardor antes de sentir sus dientes clavarse en ellos. “Ponte de rodillas puta…”

“Por favor Amo…” Mis gemidos suplicantes llenaban la habitación… “Quieres que te coja verdad perra?” Sonreía al mirarme, vulnerable a sus deseos, entregada, abandonada…. “si Amo, por favor” y con sus ojos fijamente mirando los míos respondió “Aun no…. Debes ganártelo perra y hoy seré muy exigente…”

Abrió su pantalón y ahí estaba… a la altura de mi boca, completamente duro y con un poco de humedad… Abrí mi boca y la sentí llenarse de El, de Su sabor, de Su dureza, no tenía el apoyo de mis manos así que debía abrir por completo mi boca para darle cabida, sus movimientos me hacían sentirLe en mi garganta, y no podía evitar las arcadas, sentía que me ahogaba y las lágrimas corrían por mi cara. El sujetaba mi cabeza y cuando casi sentía que iba a correrse en mi boca se detuvo…

“No voy a correrme aun perra… quiero que uses esto” era una mordaza en forma de anilla… la colocó en mi boca y de inmediato sentí mi saliva comenzar a acumularse…

Me pidió que colocara mi cara pegada al piso, iba a azotarme…

Mi culo estaba ahí a su disposición, metió dos dedos para comprobar que había estado cumpliendo Sus órdenes, “muy bien perra…” decía mientras el sonido de Su voz quedaba disperso por el sonido de Sus manos al golpear mi piel, comencé a gemir, me dolían los brazos, sentía en mi cara la alfombra, y la saliva corría por mi boca… Sus manos caían una y otra vez en mis nalgas, sentía el calor de la sangre y podía sentir Su disfrute… a ratos dejaba que Sus dedos entraran y salieran de mi culo, dilatándolo, excitándome, humillándome….

De pronto nuevamente Se detuvo. Creí que ahora si iba a cojerme, que por fin le sentiría llenarme como tanto lo deseaba, pero solo sentí en mi espalda el ardor inmenso de la cera al caer, me estremecí e intente gritar pero la mordaza solo permitía que mis gemidos salieran, dejó caer la cera una y otra vez, en mi espalda, en mis nalgas, yo me retorcía y me arrastraba en el piso... Tomó mi cabello, me sentó sobre mis rodillas y entonces me dijo: “no huyas de mi, siénteme” y dejó caer la cera en mis senos, “no huyas, imagina mi lengua, mi placer al verte sometida, a mis pies” no se cuantas veces me retorcí al sentir el calor de la cera, pero Su cara hacia que el ardor se volviera caricia y cuando ya no podía mas y quise pedirle que parara, me levantó y me dijo… “Esta noche vas a ser una puta…” Desató mis manos y quitó la mordaza de mi boca, mis mejillas estaban húmedas de mis lágrimas, de la saliva que salía de mi boca... “Vístete de nuevo y maquíllate mas fuerte… No te bañes.”

Confundida me levanté y seguí sus órdenes. Antes de salir de la habitación me miró a los ojos y preguntó: ¿Confías en mí? Me perdí en su mirada, respire el aire que salía de Su boca y sonreí: “absolutamente Amo” dio un beso fugaz en mis labios y salimos. Es cierto, confío en El, pero no podía evitar estar nerviosa, a la expectativa… había estado tan intenso esa tarde.

La noche ya empezaba a caer, que rápido estaba pasando el tiempo. Detuvo un taxi y me pidió que esperara mientras hablaba con el, les veía conversar, acordar, mientras una punzada de miedo llenaba mi estómago y hacía que mi respiración se agitara…

Abrió la puerta y me indicó que entrara, una vez en marcha vendó mis ojos, “has dicho que confías en mi putica, así que voy a dejarte en un sitio y tendrás que esperar que pase por ti, mientras, tendrás que contestar todas las preguntas, puedes mostrar… pero no puedes concretar… inventa una excusa…” Lo que decía no tenia sentido para mí, o quizás, en el fondo sí, pero me negaba a creerlo… Quizá iba a dejarme en casa de unos amigos, o qué se yo…. Y entonces nos detuvimos… “Recuerda esperarme…” dijo mientras quitaba la venda de mis ojos, y entonces eso que estaba en el fondo de mi mente se hizo real… estábamos en una calle de la ciudad conocida por la concurrencia de prostitutas, una zona marcada por transexuales o mujeres que buscaban ganarse la vida vendiendo su cuerpo… El miedo se apoderó de mí y le miré interrogante… “Confía en mi, camina un poco…” Y besó mis labios de nuevo, justo antes de abrir la puerta e indicarme que bajara… estaba confundida, no lo esperaba, quedarme allí, sola… No pude articular ninguna palabra ni siquiera al verle montar de nuevo en el taxi e irse… ni siquiera un NO pudo salir de mi boca. Y estaba allí…

El sonido de un carro al detenerse frente a mi, me hizo volver a la realidad, bajó la ventanilla y me pidió acercarme, tuve que mirar a los alrededores para saber que era a mi a quien llamaba, entonces me di cuenta que me estaba convirtiendo en Su puta mas allá de lo que siempre nos decíamos… En ese momento era una puta, allí, vestida de esa manera, en la calle, acercándome lentamente a la ventanilla para ofrecer mi cuerpo a quien llamaba… Cuanto cobras zorra? Me preguntó el conductor, era un hombre entrado en los 50, gordo, con un bigote que cubría casi toda su boca… miraba mis tetas que casi salían de mi blusa… “que servicios quieres” pregunté, tratando de ganar tiempo… gracias a dios no podía concretar pero aun así debía responder e incluso mostrar… Quiero una mamada zorra… le di un precio excesivo y al ver que negaba me aparte del carro sin mayores palabras…

Caminé unos metros hasta la parada de autobús para sentarme un rato, mientras caminaba varios vehículos pasaron, todos miraban, dos o tres bajaron los vidrios y otros me gritaban al pasar… aun no podía creerlo… Estaba allí, a la vista de todos, como una puta… Todo por El.

Habían pasado varios minutos desde que me había dejado, la calle comenzaba a llenarse de otras mujeres, y ahora eran más los vehículos que pasaban, otro se detuvo y me acerqué, era una pareja, preguntaban la tarifa, querían un trío… ella era una mujer muy atractiva, aunque él era un poco mayor, les di (como a todos) un monto alto, y se quedaron pensando… podemos ver tus tetas? En medio del temor, saqué los senos de la blusa como había hecho mi amo y les permití verlas, ellos se excitaron con la imagen, pero al recordarles el precio se negaron. De nuevo me alejé, la estrategia de darles un monto alto no funcionaría con todos, y comenzaba a darme temor. Mi Amo estaba tardando más de lo esperado, hacía casi una hora que yo estaba allí…

Traté de no desesperar, pero la calle ahora estaba repleta de putas en busca de clientes y eso también me preocupaba, aun así no podía dejar de acercarme a los carros que se detenían frente a mi, y si alguno de ellos era mi Amo?

Comencé a pensar que El podría estar cerca…y volví a excitarme, Le imaginaba mirándome a lo lejos, como una puta más en medio de todas, pero Suya… el tiempo pasaba, atendí dos carros mas y cuando ya estaba a punto de llamarle vi un carro detenerse y llamarme… “por dios que este es el ultimo” pensé al borde del llanto por los nervios… La puerta del carro se abrió y entonces Le vi… Sonreí aliviada y entré… que segura me sentía en Su presencia… Me abrazó y me dijo “bien hecho, ahora puedo decir con propiedad que eres una puta, y que eres mía” Sonreí y mi sonrisa era de aceptar que podía convertirme en Su reina o en Su perra con la misma facilidad.

Deslizó Su mano entre mis piernas y dejó que Sus dedos se empaparan de mi humedad, “Mmmmm así me gusta…” Yo tenia tantas ganas de sentirle, que abría mis piernas para que sus dedos entraran un poco en mi.. El sonreía mientras me ofrecía Sus dedos para que mi boca limpiara mi humedad… Estaba tan empapada…

Pidió al taxista que nos llevara a un sitio donde pudiésemos tomar algo, y yo solo quería ir al hotel, sentirLe dentro… El lo sabía, pero también sabía que mientras más caliente me ponía mas lejos llegaba…

Escogió una mesa discreta, un poco retirada, que nos permitía conversar y Le permitía a Sus manos moverse por mi cuerpo.. Quería conocer los detalles, cuantos carros pararon? Como eran los hombres? Que sentí? Me excite? Quise irme con alguno? Le gustaba saber… Yo Le relataba mientras Sus dedos rozaban mis pezones y entre gemidos Le contaba cada detalle, tomamos varias copas, yo estaba cada vez más desesperada, rozaba con mis manos su pantalón y sabia que estaba duro, deseoso, pero odiaba Su autocontrol, quería que me poseyera allí mismo, no soportaba mas…

De pronto me dijo: “ve al baño, colócate lo que llevas en el bolso y regresa aquí” no sabía de que estaba hablando hasta que llegue al baño y lo vi… Un hermoso vibrador plateado, inalámbrico, del que algunas veces habíamos conversado…. Lo coloque dentro de mi y sujete las ligas a mis piernas… lo sentía resbalar dentro de mi, por la humedad… volví lentamente a la mesa y me senté, justo cuando el movía el mando y pequeñas vibraciones me invadían… Le mire sin decir una palabra… pero mi respiración lo decía todo… Justo en ese momento llegó el mesonero, Mi Amo aumentó las vibraciones con lo que yo estaba sudando justo frente a los dos, a punto de tener un orgasmo que no iba a ser silencioso.

Estuvo jugando por varios minutos, el mesonero, quizás conciente de nuestro juego se acercaba frecuentemente y miraba sin disimulo mis tetas preguntaba que hacía falta y disfrutaba al verme estremecer cuando mi Amo intensificaba las vibraciones y yo abría mis piernas y retorcía mi cuerpo ya sin importarme que ese hombre nos mirara.

Luego de retirarse el mesonero, mi Amo se acercó a mi y me abrazó, una de sus manos se enterró entre mis piernas presionando el vibrador mas adentro mientras susurraba en mi oído “Lo estas haciendo bien puta, ven, caminemos un poco”

Salimos a la calle y comenzamos a caminar, estábamos cerca del hotel, la noche ya había caído totalmente y el tráfico era escaso… mientras caminaba jugaba con el control del vibrador, haciendo que en cada paso se me escapara un gemido, “te gusta perra verdad?” Me decía… yo estaba mas desinhibida por el alcohol y por toda la excitación que El provocaba en mí, así que no dudaba en responderle. “me siento como una perra en celo Amo… me encanta”

Muestra un poco perra me decía. Yo levantaba mi falda dejándole ver parte de mis nalgas y el vibrador entre mis piernas.. El reía.. Parecíamos dos locos, deseosos, al límite… Cuando caminaba delante de El moviendo mis caderas, me decía: “Te gustaba como te miraban esos hombres verdad puta?” “Te gustó cuando le mostraste las tetas a la pareja… Se que te calentabas al sentirte allí una puta mas…” A ratos tomaba mi cara entre Sus manos y la sujetaba con fuerza.. “Eres mía” decía mirándome a los ojos… “Aun mas que ayer mi Señor” le respondía a punto de deshacerse entre sus manos…

Déjame ver tus tetas… y allí estaba yo, caminando a Su lado, con la minifalda levantada y mis senos por fuera de la blusa. La humedad me recorría toda, mis pezones endurecidos y ansiosos estaba a la espera de sentirLe… a momentos me detenía solo para suplicarLe que me tocara, allí mismo, no importaba, había vencido mis temores y lo único que necesitaba era sentir como El me usaba.

Llegamos al hotel… justo al cerrar la puerta, me tomó con fuerza, me quitó la ropa y me puso de rodillas, estaba erecto, mojado… mi boca disfrutaba sintiéndolo, mi lengua rozaba sus testículos, mis dedos le acariciaban…. “Amo por favor...”

Sabe cuanto disfruto con mi cara entre sus piernas, mientras el seguía manipulando el control del vibrador y los gemidos salían de mi boca sin control, Le chupaba entero, me ahogaba con El, desesperada, quería tenerlo allí por horas…. Detente perra… vas a hacer que me corra…. Me detuve me coloque frente a el… “Amo, necesito sentirte dentro, quiero que me cojas….”

Me tomo por el cabello, dejó el vibrador de mi vagina, se coloco en la entrada de mi culo y sin decir una palabra me penetró completamente… Siiiiii Ahhhhh que divino es sentirLo llenarme…. Me daba con fuerza, rápidamente entraba y salía de mi cuerpo… activaba las vibraciones en mi vagina, mientras daba con fuerza en mi cul, usandome por todos lados, reafirmando que yo era Su puta, Su perra… estaba al borde del orgasmo, suplicándole… “Amo puedo correrme?” y el sonreía… que eres? preguntaba “Una puta” respondí mientras los gemidos me ahogaban cada vez con menos control, “Te gusta ser mi puta?” y se deleitaba en la tortura de dilatar mi orgasmo… Me encanta Amo… entonces me miró a los ojos y me dijo… “córrete para mi puta que voy a llenarte el culo de mi leche” y yo exploté en un orgasmo bestial mientras su semen me invadía toda y desbordaba mi cuerpo.

Cayo rendido sobre mi… su miembro aun palpitando, mis muslos temblando y nuestra respiración agitada….

Pero el deseo no se había apagado, aun podía verse en sus ojos y en su sonrisa…

Ven acá perra…

Le seguí al baño y me arrodille en la ducha cuando su orina caliente comenzó a caer por mi cara “abre la boca” me decía, la orina entraba en mi boca, llenaba mi cabello, caía por mis senos, mientras por mis nalgas aun resbalaba su semen y mis fluidos…

“Aun me deseas dentro de ti?” y yo sonreí… “Si amo” “yo también quiero usarte perra…y mis amigos también… será un fin de semana muy largo…”

Soñé



Las marcas en mi calendario indicaban que se acababa la espera, el día había llegado…

Poco había podido dormir, la noche se había hecho eterna y ahora que despuntaba la mañana iniciaba el ritual…

La sesión no comenzaba al verlo, comenzaba para mí en ese momento… Despertarme, ducharme, mientras acariciaba mi cuerpo enjabonado pensaba en sus manos, en las marcas que quedarían en mi piel después del encuentro, en su mirada, en su calor...

Salí de la ducha sintiendo en mi piel su cercanía... después de muchas noches imaginándole, por fin podría verme frente a El y ser suya.

En una hora debía estar recibiéndole en el aeropuerto.

Un sencillo vestido elegí para ir a su encuentro, beige... sin ropa interior según me indico… sentía la humedad entre mis muslos, una punzada de nerviosismo me golpeaba y oleadas de excitación me invadía. Llegue 20 minutos antes, para calmarme, para intentar controlar mi ansiedad, sentía las miradas de todos sobre mi, sobre mis pezones que se notaban con facilidad sobre el vestido, sentía que todos podían mirarme y comprender al instante que iba al encuentro de mi Amo, que iba a entregarme en cuerpo y alma, de una forma que jamás había conocido y que marcaría mi vida para siempre.

Y mientras divagaba en mis pensamientos le vi acercarse… imponente, venia hacia mi con la seguridad del que se conoce poseedor de un cuerpo y un alma. Se detuvo frente a mi y por un instante nuestras miradas se encontraron, sus ojos eran calidos y profundos como el mar… en solo un instante miles de sensaciones recorrieron mi cuerpo, y un segundo después baje mi mirada y sentí el calor en mis mejillas. Recogimos su equipaje y tomamos un taxi... en silencio… Esperaba su orden para conversar... suspiraba cada segundo, para intentar de esa forma drenar mi tensión, como si el aire que exhalaba desahogara todas las palabras que ansiaba decirle... ya habría tiempo.. Por ahora disfrutaba la realidad de su presencia a mi lado… el roce de su pierna contra la mía… su mirada que me recorría una y otra vez…

Llegamos al hotel... a la habitación... me detuve... sin saber que hacer... El se acerco a mí y sin decir palabras aflojo mi vestido y dejo que cayera silenciosamente al piso... En un instante quede desnuda sobre el, y me sentí increíblemente indefensa, descubierta, vulnerable… cerré mis ojos y le sentí besar mis parpados… Sus manos presionaron mis hombros y arrodille.

En un instante todo desapareció. Estaba ahí de rodillas frente a El, el momento había llegado. – “cierra los ojos” – me dijo –“siente”- Le escuchaba arreglando las cosas, ordenando el escenario, mi respiración se agitaba, el frío y el deseo tenían mis pezones endurecidos, toda mi piel expectante, mi boca seca, mi entrepierna húmeda…

Sin previo aviso sentí algo helado correr por la piel de mi espalda, me estremecí, justo un instante antes de sentir el ardor de la cera caer sobre mis pezones, mas frío en mi espalda, mis sensaciones se confundías, acaso era hielo lo que quemaba mi piel y calor lo que me estremecía de frío? Mi cuerpo se estremecía sin control, y los gemidos salían de mi boca como prueba de mi rendición…

Se detuvo... y en medio del silencio esperaba nuevamente el ardor que conquistaba mi piel cuando dos pinzas se sujetaron a mis pezones sin aviso. En un movimiento instintivo intente quitarme, pero era tarde un dolor profundo corría por mi cuerpo, sus manos presionaron mi espalda e inclinaron mi cuerpo hasta quedar en cuatro, la sangre presionaba mis pezones y cuando sentía que un grito de dolor casi escapa de mis labios le sentí, sus dedos en mi entrepierna, confirmando su dominio sobre mi, empapándose de mi deseo, de mi entrega.

El placer confundía mis sentidos, sus dedos eran hábiles moviéndose dentro de mí y mi respiración se agitaba con la fuerza de quien busca desesperado resistir un poco más.

Nuevamente llego el dolor, del golpe de sus manos en mis nalgas.

-“No pensaras correrte perra o si?” El silencio de mi respuesta era la razón de su castigo, sentía sus manos caer rítmicamente en mis nalgas y el calor iba llenándome, sus dedos entraban en mi, segundos antes de sentir sus manos golpearme con fuerza.

No podía mas, iba a correrme sin poder evitarlo, mi mente se concreto en el dolor de las pinzas, en el golpe de sus manos, en la fuerza de sus castigos, en su mirada, en el collar que ansiosa esperaba obtener al final de esa noche.

El se detuvo, y mi orgasmo quedo suspendido en el aire. Unos minutos de silencio me torturaban, pensando en que nueva forma me haría sentirle Amo y Señor de mi ser… Entonces me dijo: -“Abre los ojos”- poco a poco le vi… la habitación iluminada con velas, y el frente a mi, sentado en la cama, desnudo, con su miembro erecto dominando mi visión.

He ahí mi Amo. “Ven acá perra” y camine en cuatro hasta El, hasta que mi cara quedo frente a El, “Mírame” y mientras su olor me embriagaba mire sus ojos y me perdí en su mirada por segundos eternos.

Vi en sus manos un collar delicado, que podría pasar por un accesorio mas para una dama, pero que significaba mi rendición a El, mi entrega, mi vida… había luchado muchas noches por ese collar, le había soñado, le anhelaba.

- “has sido buena” – me dijo – has cumplido mis órdenes y aceptado mis castigos. Aquí esta la razón de tus lagrimas y de los orgasmos que te he procurado todo este tiempo. Cuando el collar se abrace a tu cuello no habrá marcha atrás, tu alma ser amia, como tu cuero, como tus pensamientos, como tus sonrisas… Estas dispuesta?”

- Si, lo estoy – Respondí..

Coloco el collar en mi cuello beso, mis labios con fuerza y entonces dejo de nuevo su miembro desnudo frente a mis ojos. “Saluda a tu dueño perra”

Y mi boca se acerco a El, orgullosa y plena…

Justo en ese momento comenzó la noche….

jueves, 21 de enero de 2010

Mesalina

Mesalina es fuego en esencia… sin pudor y salvaje, mesalina es la hembra en celo, es la puta, es la perra que corre entre los cachorros, con olor a deseo.

Mesalina no tiene vergüenza, no tiene límites.

Es la Emperatriz que tiene poder sobre todos y la puta que los recibe en sus entrañas.

Mesalina huele a sexo, piensa en sexo, necesita sexo. Ella es el sexo.

En su forma mas pura, carnal, terrenal, morbosa… placentera.

Mesalina se sueña… entregada a desconocidos que usen su cuerpo con descaro, inmunda se imagina llena de saliva, semen y orina, lágrimas y flujos que corran por su piel confundiéndose, ensuciándola, rastros de los visitantes que se han servido de ella.

Adolorida se imagina, con las marcas en su cuerpo, fue un látigo? una mano? unos dientes? una fusta que dejó su huella? o un cinturón que se dibujó en su carne?

Fueron todos… los que azotaron su cuerpo para placer de los demás, los que provocaron sus lágrimas, sus gritos de dolor, sus gemidos de placer y el río de lujuria que corría impetuoso entre sus muslos.

Mesalina se piensa… Provocando los más oscuros pensamientos, incitándolos, estimulando los sentidos, excitándoles a todos… Mesalina los libera y les permite aprovechar cada rincón de su cuerpo como guarida.

Mesalina les recibe, porque cuando se despiertan sus entrañas hambrientas gritan pidiendo ser saciadas. Mesalina es el pecado y el cielo.

Son iguales para ella, hombres, mujeres, animales, jovenzuelos iniciándose, ancianos desahogándose, pulcros o mendigos, maduras ansiosas o tiernas putas...

Mesalina es la hembra que les recibe como animales salvajes y les permite servirse de su cuerpo los placeres más oscuros que habitan en sus mentes…

Mesalina soy yo… mesalina es mi piel y mi secreto, es mi verdad y mi amante.

Mesalina duerme en mí y vive en mí.

Mesalina te esperaba… Se hace libre con tus pensamientos y tus deseos, mesalina se rinde ante ti… mi emperador… mi rey, mi todo.

Para ti mis deseos, para ti mi esencia, para ti mi libertad.

Porque mi lujuria, mi lascivia, mi morbosidad.. La puta que soy, la perra que se arrastra, la zorra que se revuelca y la hembra que se entrega….Ya te pertenecen

miércoles, 20 de enero de 2010

Mesalina al acecho...

Aún no era de noche…

Al contrario, afuera brillaba el radiante sol que caracteriza mi ciudad, pero había llegado a casa de la oficina y mientras me desvestía a un lado de la cama, vi el enjuague bucal…teníamos una cita pendiente para esta noche… pero creí que no seria justo hacerle esperar tanto… al final ambos lo deseábamos…

Estaba caliente, los recuerdos de la noche anterior y la pasta dental llegaban a mi mente sin descanso y en cada momento provocaban una descarga de humedad que iba dejando su huella en mi ropa interior y amenazaba con humedecer algo más…

Me desvestí con rapidez y de nuevo fui a mi lecho… no estaba a media luz ni silencioso.. Afuera escuchaba el vaivén de mis hermanos en una sábado cualquiera y yo, allí dentro, rumbo a mi paraíso…

Sabía que no podría ir lentamente, en ese momento no… con todas esas ganas no… Estaba en celo y quería sentir prontamente que mis dedos jugueteaban con mi clítoris una y otra vez.

Recostada en la cama, sabía que el orgasmo llegaría con rapidez y ansiedad… Así que, en principio dejé que mis manos avivaran mi espera y mis dedos comenzaron a jugar con mis pezones…adoro verlos endurecerse…imagino su boca acercándose y mis temores.. Será su lengua la que me acariciará o serán sus dientes los que se clavaran en mis pezones?

Casi puedo ver el rastro que su saliva deja en ellos, y me excito aun mas… los humedezco un poco con mi propia saliva y sin poderlo resistir dejo que mis dedos se deslicen hasta mi entrepierna que palpitante anhela el roce y el contacto…

Estoy empapada y un detalle sencillo que me hace sentir entregada, penetro dos de mis dedos con fuerza en mi cuerpo… y luego los dejo viajar a mi boca para sentir el sabor de mi propio deseo.

En ese momento mi mente viaja a su encuentro y son miles las imágenes que bombardean mi cabeza, lo se, aun debo recorrer mucho camino antes de hacerlas realidad, pero mesalina grita dentro de mi sus deseos y mis dedos le complacen rozándome una y otra vez, haciéndome la protagonista de sus fantasías mas perversas, de sus secretos mas morbosos.

Imagino mi dolor entrelazado al placer de ser suya, un dolor que nace desde el momento en el que con fuerza, aprieta entre sus dedos mis pezones, hasta el instante en que mis lágrimas abandonen mi cuerpo acompañando mis súplicas. Y me veo a mi misma usada, marcada, con lágrimas en mis ojos y sudor que cubre mi piel sangrante…

Mi miedo, mi dolor, mi placer, mis roces, mi mente, mi cuerpo, mi alma… todo se entrelaza en cada roce que mis dedos hacen al botón hinchado y enrojecido que reclama placer… Poco a poco pero con mas rapidez de la que yo misma esperaba, comienzo a sentir el deseo de correrme, de explotar, de convulsionar en mi cama desesperada ante el placer que recibía…

Entonces lo vi allí… aun con un poco de voluntad deje que mis dedos se humedecieran en el enjuague bucal y luego reanudaran el ritmo del baile que hacían en mi cuerpo, entonces, cuando el orgasmo se acercaba y comenzaba a invadirme, un fuego comenzó a desbordarse de mi, naciendo en mis entrañas, expandiéndose por toda mi entrepierna alcanzando el orgasmo y uniéndose a El en una armonía exquisita e inigualable.

Debía disfrutarlo, así que cerré mis ojos y sentí cada movimiento de mi cuerpo, cada gemido que se escapaba con mi respiración, cada roce que con fuerza hacía en mi clítoris, castigándolo, complaciéndolo…

El orgasmo fue largo e intenso… como lo había sido las veces anteriores con el enjuague… pero esta vez debía seguir… así que cuando mi respiración se hizo normal, invité nuevamente a mis dedos a pasear por mi intimidad, cada roce aun calentaba mi piel, confundiendo los olores, los fluidos… la humedad desbordaba mis dedos y aumentaba con cada roce…

Pero aun después de varios minutos el orgasmo no llego…

Me mantuvo ansiosa, expectante, anhelante… Buscando sentir que mi cuerpo volvía a rendirse… exigiéndoselo… pero autónomo, se negó a complacerme y dejo que mis deseos se volvieran parte de mi tarde… porque el orgasmo no me visitaría sino hasta otro momento.

Mientras ese momento llegaba, debía conformarme con sentir la humedad que me invadía, con recordar las imágenes de mi cuerpo retorciéndose, con soñar los instantes en que mi cuerpo honrara mi nombre y me convirtiera en una puta que complace a su Señor.

Debía volver a mi día a día, a mis quehaceres cotidianos, solo que húmeda y ansiosa, deseando el orgasmo, viéndolo esquivarme y buscando instantes a solas para tocarme fugazmente y calmar mi fuego…

Fuego, eso era lo que sentía que me invadía, que me llenaba, que explotaba en mis muslos…

Mesalina está al acecho… busca gobernarme de nuevo… y yo.. Estoy dispuesta a rendirme.