jueves, 27 de mayo de 2010

Amigos

Creo que cada vez que tengo un orgasmo de esos inolvidables, me vuelvo viciosa... por eso es que busco repetirlos en cualquier lugar y momento

Hace unos días con las pinzas en mis labios vaginales, con los lápices en mi culito, viví uno de esos orgasmos y creo que ha partir de ese momento respiro sexo, me masturbo cada día, a momento con las pinzas, en otros con mis dedos y en caso de urgencias el cepillo para el cabello y las zanahorias que se guardan para la ensalada también son solución

Cada vez que me masturbo pienso en ti, porque me brindas la libertad pena para mis deseos, porque en esas escenas prohibidas que imagino el hombre que me acompaña tiene tu cara, y porque se que lo disfrutarías tanto como yo hace dos días al despertar estaba sola en casa, mis hermanos estaban en clases y mis padres habían salido a no se que cosa, vale decir en ese momento que sufro una deliciosa inclinación a tocarme y sobre todo se me hace imposible dejar de hacerlo en un lugar solitario. Es como si mi cuerpo reaccionara por instinto, comienzo a humedecerme y debo tocarme, debo hacerlo porque mi cuerpo me lo exige y porque yo no quiero dejar de complacerlo

Me levanté de la cama y deje que mi cuerpo desnudo vagara por la casa, al percatarme de que las ventanas de la sala estaban abiertas disfrute imaginando que podrían verme, que cualquier persona que pasara podría ver mi cuerpo desnudo, y si “casualmente” junto a la ventana caía algo el transeúnte vería muucho mas…

Luego de unos minutos, ya bastante húmeda, tuve que buscar algo para jugar y entonces fue entonces cuando vino a mi mente la primera de las escenas que esa mañana se apoderaron de mi…

Te imaginé dominando mi cuerpo, convirtiéndome en tu mascota, me veía a mi misma en cuatro, en el piso, con una correa en mi cuello, desuda y lo mas delicioso... Un consolador en mi culo, que según decías era mi cola, caminaba e cuatro para ti y cada vez que lo hacia sentía moverse el consolador dentro de mi y te veía disfrutarlo, me pedías que moviera la colita para ti y me premiaste con un par de deliciosas nalgadas y la oportunidad de saborearte. Así que, acerque mi boca a tu pene que estaba duro y brillante de la humedad y comencé a alimentarme mientras sentía tus manos en mi espalda o hundiendo mi cola aun mas y en par de ocasiones tomando mi cabello entre tus manos para obligarme a meter todo tu pene en mi boca… así, acabaste en mi boca pero quisiste seguir jugando con tu perrita, por lo que me acosté “patitas arriba” mientras tus dedos se dedicaban a esparcir mis jugos por todo mi cuerpo, en mis pezones endurecidos y en mi rostro, me saboreaba de tus manos y suplicaba que me penetraras aun con mi colita allí..

Luego, de un momento a otro la escena cambió. Yo estaba vestida con una diminuta falda y un TOP transparente que dejaba ver mis pezones erguidos y enrojecidos de deseo, aun con la cola dentro de mí, pero esta vez también un delicioso bikini que se enterraba en mi clítoris empapado.
Vestida, o mejor, desvestida así abría la puerta para dejar entrar la visita que tu esperabas y ante la cual me exhibías para envidia de quien entraba y contemplaba la sumisión que desbordaba de mi cuerpo.
Luego de servirles algunos tragos, cuando estaba de pie a tu lado ataste mi manos a la espalda y momentos después sentí que tus dedos penetraban mi cuca, se empapaban de mi y luego se los entregabas a mi boca, mientras mi lengua saboreaba tus dedos invitaste a tu amigo a probarme de la misma forma y segundos después me sentía invadida por tus manos y las de él, moviéndose en mi entrepierna, tus dedos jugaba con mi cola y me penetraban y las manos de tu amigo encontraron mi clítoris erecto y esperándolos.. mi placer era intenso, y el orgasmo no tardaba en llegar cuando diste la orden de detenerse y ambos se sentaron a contemplar como los jugos bajaban por mis muslos y como mi cuerpo trataba de darse placer sin poder utilizar las manos.. Era evidente que en algún momento ambos se habían puesto de acuerdo.

Luego de varios minutos tortuosos en los cuales las ganas en lugar de alejarse se hicieron más intensas en todo mi cuerpo, te vi levantarte y acercarte a mí… te colocaste a mi espalda y con un susurro en la base de mi cuello, preguntaste: ¿Estás dispuesta a todo? Te respondí con un si que era un gemido, un grito, una invitación una súplica… Tomaste entonces mi cuerpo y lo llevaste a la habitación, allí dentro habían cuerdas, pinzas, correas, cintas adhesivas y un montón de cosas que servirían para convertirme en un sumisa leal y obediente.
Te colocaste nuevamente detrás de mí y poco a poco me quitaste la poca ropa que cubría mi cuerpo, nuestro amigo estaba sentado observándonos, se había desvestido casi todo, sólo llevaba un bóxer que humedecido, transparentaba su miembro erecto, ansioso… mientras sentía el roce de tu lengua en mi cuello me susurraste que ibas a soltarme las manos, pero que no querías verme mover un solo dedo sin tu permiso, mi cabeza hizo un gesto afirmativo y entonces vi a nuestro amigo acercarse y sin mayores preámbulos hincar sus dientes en mis pezones que se ofrecían gozosos a su boca, sus manos apretaban mis senos y las tuyas halaban mi cabello y me obligaba a mantener mi cabeza hacia atrás, sentía tu lengua en mi cuello, tus dientes en mis orejas, la presión de tu miembro entre mis nalgas restaban mis fuerzas, alimentaban mi deseo; mis gemidos se hacían cada vez mas intensos y 4 manos en mi cuerpo me llevaban mas y mas allá de las fronteras de la cordura.
La presión de tus manos sobre mis hombros me obligó a hincarme y quedar frente a los dos penes, húmedos, totalmente erectos, al punto justo para saborearlos

Allí estaba yo, de rodillas, con el consolador aun en mi culo, con todo mi cuerpo enrojecido de deseo, con mis pezones aun húmedos, marcados, una exquisita morbosidad me invadió y mi boca se abrió ansiosa de tenerlos a ambos, mi lengua saboreaba la humedad que brotaba de sus miembros, mis labios le rozaban la piel, y mis manos peleaban con mi boca el placer…

Demasiado pronto como para agradarme te sentí retirarte de mi boca, nuestro acompañante me tomó de los brazos y me levantó y te escuché pedirme que fuese a la cama y me colocara en cuatro, como una perrita… justo de esa forma me coloque, sentía mi clítoris palpitar de deseo, a cada paso que daba sentía la humedad de mi vagina correr entre mis piernas, yo apretaba mis muslos deseando que el orgasmo que tanto necesitaba se hiciera real sentía la humedad corriendo hasta mi culo, donde el roce del consolador me regalaba la deliciosa sensación de estar invadida…
Te colocaste frente a mi y i boca al instante se abrió para recibirte húmedo y erecto, ya casi buscaba a nuestro visitante cuando sentí mi cuerpo estremecerse, la lengua de nuestro amigo se internaba en mi vagina, sus manos retiraron el consolador de mi culo y le dieron cabida a sus dedos, sus dientes marcaban mis nalgas, sentía sus dedos recorrerme, penetrarme, rozar las paredes de mi vagina mientras mi boca se abría mas y mas para recibirte, todo mi cuerpo estaba siendo estimulado de forma brutal, sentía que la humedad de tu pene y mi propia saliva corría por mis mejillas y mis labios presionaban buscando que explotaras en mi boca y me regalaras tu leche.

Sin previo aviso me dejaron vacía, ya no sentía las manos de tu amigo en mi entrepierna, ni tu miembro llenaba mi boca, de pronto lo único que se escuchaba era una extraña mezcla de sollozos, gemidos, suplicas, que salían de mi boca y que buscaban convencerlos de mi necesidad, de la necesidad de sentirme penetrada, de dejar salir los orgasmos que corrían bajo mi piel y que su distancia alejaba y detenía.

Nuestro delicioso acompañante se sentó en el borde de la cama, su miembro estaba brillante y una gota de semen se asomaba delatando la ansiedad que también le invadía, mi boca justo se acercaba a saborearlo cuando me sorprendió el dolor, tus manos halaban mi cabello y atrayéndome hacia ti me preguntaste: ¿Quieres que te penetre? Un sí hambriento recorrió todo mi cuerpo, pero solo escapó de mis labios como un susurro… ¡Pídemelo! Y mi boca se abrió con rapidez para decirte: ¡Quiero que me cojas, penétrame por favor… no soporto más!! – Me obligaste a mirarte, ¿Y él? ¿Quieres que te penetre también? En ese instante comprendí que el morbo que invade un momento, las sensaciones y la necesidad de un orgasmo son las mejores herramientas para someter a alguien… Un “sí” hecho susurro surgió de mis labios, un “por favor” le acompañó suplicante…

No esperaste más, nuestro cómplice aún en la cama penetró mi vagina y tu no tuviste que luchar mucho para entrar en mi culo que dilatado se ofrecía y te esperaba… el movimiento de sus cuerpos me sacó de este mundo, dos penes invadiéndome sin piedad, sentía el roce en mis paredes vaginales, mi cuerpo exageraba cada sensación de dolor y placer, sentía que me partían por dentro para inmediatamente después sentir un espasmo de placer que confundía mis sentidos, sentía tus manos halar mi cabello y la lengua de nuestro visitante saborear mis pezones… llena de sensaciones que no sabría describir, todo mi cuerpo tembló de deseo, mi vagina se contrajo, mis gemidos invadieron el espacio, mi espalda se arqueó, y entonces se abrieron paso los orgasmos…

No sé cuanto tiempo pasó, me sorprendió escucharles decir algo que no pude entender y momentos después salían de mi, sentí tu respiración en mi nuca e inmediatamente tu voz me estremeció: “Arrodíllate, ahora nos toca a nosotros”
Con las piernas aun temblando logré ponerme de rodillas, contemplé sus miembros húmedos de mis propios jugos y los de ustedes, mi boca se abrió para recibirlos, mis manos les acariciaba, mis labios rozaban sus penes enrojecidos, mi lengua dibujaba su forma, necesitaba llenar mi boca como hasta hace instantes había estado lleno mi cuerpo, en par de minutos sentí que nuestro delicioso acompañante se convulsionaba ante el placer y una cantidad tal de semen broto de su cuerpo que mi boca no logró recibirlo en su totalidad, se desbordaba por la comisura de mis labios y caía en mis senos, hasta que nuestro amigo, sudoroso y muy complacido sonreía de placer y se retiraba de escena… tu habías contemplado la escena pero cuando él se retiró te acercaste, me tomaste del cabello y me obligaste a mirar tus ojos mientras mi boca hambrienta te recibió… vi tus pupilas, te escuche cuando pedías que no me detuviese, sentía tus manos presionar mi cabeza para hundirte en mi boca, y cuando el semen brotó de tu pene a mi boca, y cuando te sentí derramarlo por mi cara pude tocar tu orgasmo, tomé tu pene y mi boca le sirvió de refugio mientras el resto de tu semen la invadía, mi lengua se encargó de saborear hasta la última gota de tu néctar.

Dos segundos después me levanté y nuestras bocas sellaron el momento en un beso cálido, muy húmedo y lleno de la promesa de mas momentos prohibidos, nuestras lenguas se entrelazaron, tus dientes se hundieron en mis labios, sabíamos que límite era una palabra que simplemente no existía hasta ahora entre nosotros.


Cuando abrí mis ojos volví a mi casa, a mi cama, habían pasado dos horas desde que me había levantado, seguía sola, con mi cuerpo húmedo de sudor pegado a las sabanas, mis muslos temblorosos y una deliciosa sonrisa… Llena de una montón de sensaciones fui a baño, a un nuevo encuentro… bajo el agua tibia tuviste mi cuerpo otra vez, pero suavemente, tus manos borraron las huellas de nuestra esplendida visita y dejaron su propia huella, tu lengua escribió en mi piel sus deseos, me penetraste suavemente y en medio del baile silencioso de nuestras caderas me regalaste otro orgasmo, intenso, dulce… lleno de descanso…

Salí del baño como nueva, solo el palpitar de mi clítoris me recordaba los deliciosos momentos, nuevamente en la cama pensaba qué podría regalarte en tu cumpleaños, que fuese un reflejo no sólo de mi, sino de nuestra historia…

Así nació este relato…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Debes ser la más puta entre las putas... Coger con uno que sea tu novio está bien, pero con otro de metiche... Que cagada esa. Puta de mierda tragona, metete un palo de escoba y otro de rastrillo, así vas a masturbarte mejor. El concepto del amor no existe tampoco, solo les interesa tragar más vergas que tortillas. ¿Cuantos kilómetros de penes llevas comiéndote? Ganosa de mierda.

Anónimo dijo...

Aaahhh askerosa, andate al diablo. Veni aca te vamos a partir al medio putaa

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